martes, 15 de abril de 2008
DE NUESTRA HISTORIA
Las necesidades del pueblo
jamás han sido prioridades
Prof. José Antonio MéndezMechitas1939@yahoo.com
Estamos hablando, pues, que ni las izquierdas ni las derechas del tiempo de la Guerra Fría, ni los liberales ni los conservadores del Siglo XIX y principios del Siglo XX, al igual que en el resto de Latinoamérica, supieron o quisieron ocuparse de las necesidades más apremiantes de nuestro país. La economía de las masas, la educación pública de la población, la atención a la salud, la protección del medio ambiente, etc. quedaron relegadas, abandonadas a su suerte. Cada gobierno siguiente, de 1956 a 1984 solamente se enriqueció a costas del pueblo, sin remediar esas grandes necesidades.
Los gobiernos posteriores a La Liberación se sucedieron con participación del establecimiento militar, presidentes coroneles y generales del Ejército Nacional. El único gobierno civil, en la época de 1956 a 1984 fue el Licenciado Julio Méndez Montenegro. Así que vimos pasar por la silla presidencial figuras tan pintorescas y ridículas como el general Miguel Idígoras Fuentes a quien le sacaban un “chiste diario.” Fue en esa época que nació el movimiento guerrillero en el país. Un grupo de militares jóvenes descontentos con el régimen se levantaron en armas y se fueron al oriente, al área de Zacapa y El Progreso, principalmente a la “Sierra De Las Minas.” Algunos de estos combatientes fueron los tenientes Luis Turcios, Yon Sosa y muchos otros. Luego vino un golpe de estado por el Coronel Enrique Peralta Azurdia. En 1965 fue elegido Julio César Méndez Montenegro, un civil, abogado, el cual hizo un gobierno opaco sin mayor gloria ni pena. Los problemas más ingentes de Guatemala continuaron creciendo, en los asentamientos humanos, en las montañas lejanas, en los barrios más pobres, en la miseria de las escuelas públicas y los hospitales. La universidad solamente produjo profesionales que se dedicaron a hacer dinero, en su mayoría explotando a la población más necesitada. Los ricos, como siempre gozando de toda clase de comodidades y prerrogativas; con hijos estudiando en los Estados Unidos y las niñas en “finishing schools” de Suiza. A éste civil, le sucedió el General Carlos Arana Osorio. Aquellos guerrilleros fueron perseguidos y este primer movimiento rebelde fue prácticamente eliminado, con medidas represivas por parte del mismo General Arana, a quien se le bautizó como el “Chacal de Oriente” por sus tácticas de eliminar a los rebeldes y lanzar sus cadáveres al Río Motagua.
El Terremoto de 1976 le tocó al General Kjell Eugenio Laugerud García. El país había quedado parcialmente en el suelo y este presidente se portó a la altura en el período de reconstrucción. Hubo mucha construcción y reconstrucción, pero al mismo tiempo mucha gente desplazada por el fenómeno telúrico emigró hacia la capital e invadió terrenos que más tarde conformarían los tristemente famosos “asentamientos” humanos, hoy en su mayor parte criadero de crimen y de tráfico de drogas. A este gobierno militar le siguieron otros, hasta llegar al del General Lucas García, un indígena acaudalado dueño de fincas en la Franja Transversal del Norte, área de Las Verapaces, más recordado por haber sido un gobierno corrupto y represivo de la población. Ya la guerrilla se había consolidado en las montañas del occidente y en las selvas de Alta Verapaz y Petén. Entonces, una mañana amanecimos con la noticia de que un militar oscuro y olvidado, quien había sido candidato presidencial anteriormente. Éste había dado un golpe de estado, cosa frecuente en nuestra Latinoamérica, y había derrocado a Lucas García. Ese militar quien más tarde se haría notorio internacionalmente, fue el general José Efraín Ríos Montt. Éste había sido jefe de varios cuarteles y director de la Escuela Politécnica. Era conocido como cristiano evangélico, miembro de la Iglesia Verbo, en ese entonces confesión religiosa importada de Estados Unidos. Éste fue un período en que la población puso sus esperanzas en un cambio, tanto político como social. Sin embargo, la mayoría de la gente ignoraba lo que estaba sucediendo en las montañas, donde el Ejército Nacional se enfrentaba con la guerrilla. Sin embargo, esta fue una guerra irregular donde no fueron tanto los combates entre las facciones opuestas, sino que la que sufrió las muertes, torturas, desapariciones, etc., fue la población civil, particularmente la población indígena. Se dieron terribles masacres, violaciones de mujeres, quema de aldeas enteras, persecución de civiles, estudiantes, maestros, sindicalistas, intelectuales, periodistas, etc., etc. Durante estos gobiernos, principalmente los de Lucas García y Ríos Montt se dieron las mayores masacres. Entonces, ya todos acostumbrados a los golpes de estado, vino el General Humberto Mejía Víctores y botó a Ríos Montt. La lucha con la guerrilla continuó y gran parte de la población siguió sie4ndo perseguida y eliminada.
Así llegamos al llamado primer gobierno democrático donde quedó electo un abogado joven en quien muchos habíamos puesto nuestras esperanzas. Éste fue el Licenciado Marco Vinicio Cerezo. Su paso por la silla presidencial dejó una estela de corrupción, robos millonarios, inmoralidad, nepotismo y libertinaje. Le siguieron otros gobiernos civiles todos con el “mote” de democráticos. Pasaron por el gobierno caracteres como Jorge Serrano Elías, Ramiro de León Carpio, y Álvaro Arzú Irigóyen. Fue en esta época, precisamente en el año 1996 cuando asistimos al Parque Central en la Ciudad Capital mientras en el Palacio Nacional se firmaba la “Paz Firme y Duradera” entre el gobierno y la guerrilla. Ésta última depuso las armas y se integró a la sociedad civil. A Arzú le sucedió Oscar Berger Perdomo y luego el actual presidente Álvaro Colom Caballeros.
Hoy día podemos leer en la prensa, y enterarnos en los noticieros como el país ha caído en una ingobernabilidad terrible. La corrupción, el nepotismo, el clientelismo político, la ambición desmedida de la mayoría de políticos, las intrigas palaciegas, una microeconomía débil y precaria, crimen en ascendencia, narcotráfico, todo esto que ha traído pobreza y descontento a nuestra gente. Seguiremos en la próxima.
Los gobiernos posteriores a La Liberación se sucedieron con participación del establecimiento militar, presidentes coroneles y generales del Ejército Nacional. El único gobierno civil, en la época de 1956 a 1984 fue el Licenciado Julio Méndez Montenegro. Así que vimos pasar por la silla presidencial figuras tan pintorescas y ridículas como el general Miguel Idígoras Fuentes a quien le sacaban un “chiste diario.” Fue en esa época que nació el movimiento guerrillero en el país. Un grupo de militares jóvenes descontentos con el régimen se levantaron en armas y se fueron al oriente, al área de Zacapa y El Progreso, principalmente a la “Sierra De Las Minas.” Algunos de estos combatientes fueron los tenientes Luis Turcios, Yon Sosa y muchos otros. Luego vino un golpe de estado por el Coronel Enrique Peralta Azurdia. En 1965 fue elegido Julio César Méndez Montenegro, un civil, abogado, el cual hizo un gobierno opaco sin mayor gloria ni pena. Los problemas más ingentes de Guatemala continuaron creciendo, en los asentamientos humanos, en las montañas lejanas, en los barrios más pobres, en la miseria de las escuelas públicas y los hospitales. La universidad solamente produjo profesionales que se dedicaron a hacer dinero, en su mayoría explotando a la población más necesitada. Los ricos, como siempre gozando de toda clase de comodidades y prerrogativas; con hijos estudiando en los Estados Unidos y las niñas en “finishing schools” de Suiza. A éste civil, le sucedió el General Carlos Arana Osorio. Aquellos guerrilleros fueron perseguidos y este primer movimiento rebelde fue prácticamente eliminado, con medidas represivas por parte del mismo General Arana, a quien se le bautizó como el “Chacal de Oriente” por sus tácticas de eliminar a los rebeldes y lanzar sus cadáveres al Río Motagua.
El Terremoto de 1976 le tocó al General Kjell Eugenio Laugerud García. El país había quedado parcialmente en el suelo y este presidente se portó a la altura en el período de reconstrucción. Hubo mucha construcción y reconstrucción, pero al mismo tiempo mucha gente desplazada por el fenómeno telúrico emigró hacia la capital e invadió terrenos que más tarde conformarían los tristemente famosos “asentamientos” humanos, hoy en su mayor parte criadero de crimen y de tráfico de drogas. A este gobierno militar le siguieron otros, hasta llegar al del General Lucas García, un indígena acaudalado dueño de fincas en la Franja Transversal del Norte, área de Las Verapaces, más recordado por haber sido un gobierno corrupto y represivo de la población. Ya la guerrilla se había consolidado en las montañas del occidente y en las selvas de Alta Verapaz y Petén. Entonces, una mañana amanecimos con la noticia de que un militar oscuro y olvidado, quien había sido candidato presidencial anteriormente. Éste había dado un golpe de estado, cosa frecuente en nuestra Latinoamérica, y había derrocado a Lucas García. Ese militar quien más tarde se haría notorio internacionalmente, fue el general José Efraín Ríos Montt. Éste había sido jefe de varios cuarteles y director de la Escuela Politécnica. Era conocido como cristiano evangélico, miembro de la Iglesia Verbo, en ese entonces confesión religiosa importada de Estados Unidos. Éste fue un período en que la población puso sus esperanzas en un cambio, tanto político como social. Sin embargo, la mayoría de la gente ignoraba lo que estaba sucediendo en las montañas, donde el Ejército Nacional se enfrentaba con la guerrilla. Sin embargo, esta fue una guerra irregular donde no fueron tanto los combates entre las facciones opuestas, sino que la que sufrió las muertes, torturas, desapariciones, etc., fue la población civil, particularmente la población indígena. Se dieron terribles masacres, violaciones de mujeres, quema de aldeas enteras, persecución de civiles, estudiantes, maestros, sindicalistas, intelectuales, periodistas, etc., etc. Durante estos gobiernos, principalmente los de Lucas García y Ríos Montt se dieron las mayores masacres. Entonces, ya todos acostumbrados a los golpes de estado, vino el General Humberto Mejía Víctores y botó a Ríos Montt. La lucha con la guerrilla continuó y gran parte de la población siguió sie4ndo perseguida y eliminada.
Así llegamos al llamado primer gobierno democrático donde quedó electo un abogado joven en quien muchos habíamos puesto nuestras esperanzas. Éste fue el Licenciado Marco Vinicio Cerezo. Su paso por la silla presidencial dejó una estela de corrupción, robos millonarios, inmoralidad, nepotismo y libertinaje. Le siguieron otros gobiernos civiles todos con el “mote” de democráticos. Pasaron por el gobierno caracteres como Jorge Serrano Elías, Ramiro de León Carpio, y Álvaro Arzú Irigóyen. Fue en esta época, precisamente en el año 1996 cuando asistimos al Parque Central en la Ciudad Capital mientras en el Palacio Nacional se firmaba la “Paz Firme y Duradera” entre el gobierno y la guerrilla. Ésta última depuso las armas y se integró a la sociedad civil. A Arzú le sucedió Oscar Berger Perdomo y luego el actual presidente Álvaro Colom Caballeros.
Hoy día podemos leer en la prensa, y enterarnos en los noticieros como el país ha caído en una ingobernabilidad terrible. La corrupción, el nepotismo, el clientelismo político, la ambición desmedida de la mayoría de políticos, las intrigas palaciegas, una microeconomía débil y precaria, crimen en ascendencia, narcotráfico, todo esto que ha traído pobreza y descontento a nuestra gente. Seguiremos en la próxima.
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