lunes, 28 de agosto de 2023

 

HARRY’S CORNER

El sentido de la  belleza

Harry Thomas Danvers *

   George Santayana fue un filósofo mitad Español y mitad Americano. Nació en Madrid, pero creció en los Estados Unidos. Fue muy influyente en su época y terminó el siglo diez y nueve, enseñando en Harvard. Escribió varios libros, pero la obra que me gustaría enfocarme ahora, se llama “EL SENTIDO DE LA BELLEZA”.

   Esto es porque he pasado mi vida maravillando la naturaleza. Esta es, para mí, la raíz de la esencia del conocimiento. De un lado tenemos la ciencia y del otro el arte. La ciencia está desarrollada investigando los misterios de la naturaleza; a la vez, el arte, es el medio de adorar y bendecir lo que es disponible a todos, pero reconocido por pocos.

   El arte es lo que ha ocupado mi vida y está dividido en la literatura y la pintura. Siempre he leído la literatura clásica y trato de usar este conocimiento para aplicar mis propios esfuerzos en expresarme en la literatura. La misma cosa existe en la pintura. Reconozco que no puedo hacer obras como los maestros del renacimiento ni la literatura como Shakespeare o Cervantes; pero estas obras siempre me inspiran en tratar de imitarlas y seguir sus huellas.

   La idea que tengo para escribir literatura es para educar y entretener. En la pintura trato de reproducir el paisaje del ambiente Maya campestre. Siempre navegando entre los colores.

   Yo sé que soy de la generación que comparte el mismo sentido de la belleza. Estamos hartos de atestiguar la escualidez que se pretende mostrar el arte hoy. Parece que en vez de imitar la naturaleza refleja una clase de distorsión de lo que es la belleza.

   Quizás hablo en términos drásticos, pero mi alma a veces grita para encontrar cómo hemos llegado hasta aquí, con el mundo del arte. En el libro de Santayana creo que encontré la respuesta y la voy a traducir desde el inglés, lo que fue escrito a finales del siglo diez y nueve.

    Nuestra época da gusto a una clase de auto indulgencia, como he mencionado antes.  Nuestro público, sin ser entretenido, en realidad porque nos entretienen a un público demasiado grande para requerir una clase de entretenimiento.  Está bien informado e interesado en todo igualmente, está listo para trabajar duro, y hacer su parte hacia su propia ganancia y entretenimiento.  Llega a ser un punto de orgullo, dentro de esto, de entender y apreciar todo...  y nuestra arte, a la vez, no olvida esta oportunidad, llega a ser desorganizado y esporádico, caprichoso y experimental.  Estamos tan distraídos para refinar su tosca realidad, que lo aceptamos como una originalidad y somos tan pretenciosos que no vemos claro lo indistinto y esto lo calificamos como sublimidad.

¡CABAL!

 

*Los conceptos, redacción y opiniones pertenecen al autor.  Revista Polemicaxela no asume responsabilidad de ninguna índole.