miércoles, 30 de junio de 2021

 

HARRY’S CORNER


A través del pequeño, se ve lo grande

 Harry Thomas Danvers *

 

       Aunque nada es perfecto en este mundo, por lo menos con los asuntos del ser humano, vale la pena tratar de buscar una forma para mejorar nuestra existencia.  Desde un punto de vista objetivo, veo que el dinero es la meta del hombre. Entonces: ¿podemos unificar los tres sistemas económicos conocidos en este planeta? Estos son los tres ismos: capitalismo, socialismo y comunismo.

      Ninguna de estas disciplinas económicas funcionaba perfectamente, pero causaron guerras y tratamientos sub-humanos a su prójimo, en su nombre.

    En el caso de La Unión Soviética, Stalin creó un gulag de campos de concentración, para aquellos que demandaron el comunismo.

      Un chiste contaban durante de tiempo de Breznev. Sucede que Breznev quería invitar a su mama a su chalet en el Mar Negro.  Envió su avión de lujo y un Mercedez Benz para recogerla y traerla a su mansión. Cuando llegó, le preguntaba a su mama ¿Qué dice de su hijo ahora?...y ella contestó...Es bonito mi hijo, pero ¿Qué va hacer si el país se pone comunista?

      Después de  la Segunda Guerra Mundial, el mundo fue dividido en dos partes: Capitalismo y Comunismo. Los Estados Unidos dirigió el primero y la Unión Soviética el segundo. Los países europeos fueron aplastados por la guerra y muchos querían el comunismo, por su filosofía y Los Estados Unidos vio esto como una amenaza para el libre comercio.   Así luchaban diplomáticamente y con balas para guardar su identidad.

 

     Parece que la lucha no ha parado y se hace más peligroso todos los días. Y me pregunto: ¿Vale la pena seguir luchando para un fin subjetivo? No lo creo, pero surge la pregunta  ¿Qué podemos hacer? Es imposible cambiar, pero me gustaría dar un ejemplo de un país que funciona con las tres formas económicas, a la vez.

    Después de La Segunda Guerra Mundial, había judíos que sobrevivieron de los campos de concentración, y llegaron a Israel, como su único refugio en este mundo.

    Algunos no querían saber nada, absolutamente nada del mundo capitalista. Si el dinero no es la raíz de toda la maldad, es por lo menos, una gran parte. Así pensaban, y fue creado el sistema Kibutzim. La gente vivía y trabajaba unidos. La ganancia y las propiedades no tenían dueño. Eran comunes. El dinero no existía, porque no era necesario, y fue un comunismo puro.

     Con respecto al socialismo, el gobierno central proveía las necesidades básicas como la educación y seguro social.

      También había gente que quería hacer negocios y esto fue permitido y promovido. Así los tres “ismos” fueron establecidos y funcionan en un solo país. Entonces: ¿Porqué no podemos aplicar este ejemplo en nuestra Villa Global? Si quiere uno puede vivir en un país comunista, mientras que otro vive en un país de libre comercio, siempre controlado con reglas éticas. Puede crear un gobierno central como una conciencia con respecto a las necesidades básicas socialistas. Todo esto en el mismo planeta. ¿Qué tal?

      Si funciona en un país tan pequeño como Israel ¿Por qué no en nuestra Villa Global? Después de todo a través del pequeño, se ve lo grande.

 Quetzaltenango, 30 de junio de 2021


*El criterio y términos del presente artículo obedecen exclusivamente a su autor.


miércoles, 2 de junio de 2021

EDICIÓN DE JUNIO DE 2021 


HARRY’S CORNER

 

Otros planetas...otros mundos

Harry Thomas Danvers *

 

 

 Sólo contempla las estrellas, podemos fijar, matemáticamente, que es imposible creer que el planeta tierra, es el único lugar que tiene la vida. Entonces hay que reconocer otros planetas y otros mundos y quizá tratar de hacer una comparación entre nosotros y ellos.

 

   En primer lugar, tienen que estar mucho más adelantados que nosotros, debido a que ellos pueden venir acá mientras que nosotros no podemos llegar más lejos que nuestra luna. Si es así, entonces se adelantaron a niveles incomprensibles para nuestra especie.

 

   Sin embargo, podemos imaginar varias comparaciones,  puede ser que su planeta esté unido, funcionando con sus componentes diferentes en armonía.

En esta forma se enviaron expediciones interplanetarias, para conocer otros planetas y otras habitaciones. Algo como: ¿De qué planeta es Ud.?...Yo soy del planeta tierra...Podría ser nuestra respuesta, si estamos unidos en un pueblo global. Obviamente es sólo una suposición, pero el resultado es positivo.

 

   Otro avance pudiera ser que, como están unidos, se eliminaron las guerras, porque no hay enemigos. Qué bonito sería que nosotros pudiéramos llegar a este mismo nivel de la existencia.

 

   Entonces vamos a hablar del avance tecnológico. Algunas fuentes dicen que lo que tenemos hoy, fue prestado por otros planetas, quienes nos visitaron en épocas pasadas. Quien sabe, pero es obvio que la alta tecnología nos ha ayudado mucho en facilitar la vida. Después de todo, este fue el propósito principal para desarrollar la ciencia.

 

   La historia indica que el avance científico es más rápido que el avance sociológico, pero sí trabajamos juntos, podemos compartir los avances tecnológicos, en vez de hacer una competencia estéril, lo que tenemos hoy.  

   Hay millones de personas en el planeta que confirman que han visto los OVNIS, o aparatos que no son de aquí. Ellos no nos atacaron, aunque obviamente lo pueden hacer. Así, tal vez vienen en paz. Es posible que nos estén observando, para ver a dónde vamos a llegar con nuestro planeta, sin intervenir con nuestra propia voluntad.

 

   Algún día, quizá, podemos comprobar que nuestro futuro incluye otros planetas y otros mundos.

 

 

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*La redacción y los conceptos obedecer a su autor.



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Con el debido permiso del Doctor Guerrero, comparto con usted su versada y muy oportuna columna.
Por favor, léala, medítela y compártela. Puede significar la vida o la muerte de muchas personas.
¡Por el amor de Dios, vacúnese!
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¡Por el amor de Dios, vacúnese!
Y como sobre llovido mojado, muchos fanáticos religiosos se han dado a la tarea de recriminar a sus pastores por haberse vacunado y de increparles que no confían en Dios y sí en los hombres. Y en su cortedad mental, para ellos, eso no es cristiano. No debería extrañarme esta sarta de insensatec...



A la retahíla de absurdos relacionados con el pésimo manejo de la pandemia en Guatemala (no precisamente por parte de los compañeros salubristas) tenemos que sumar la necedad de muchas personas que, pudiendo vacunarse, no quieren hacerlo.

Y como sobre llovido mojado, muchos fanáticos religiosos se han dado a la tarea de recriminar a sus pastores por haberse vacunado y de increparles que no confían en Dios y sí en los hombres. Y en su cortedad mental, para ellos, eso no es cristiano.

No debería extrañarme esta sarta de insensateces porque, a la luz de la documentación histórica, estas siempre han existido durante la evolución de las pandemias. Pero que en pleno siglo XXI aparezcan feligreses reprendiendo a sus pastores por haber tomado el camino correcto (ser un ejemplo de liderazgo) no tiene nombre. Me recuerdan a los flagelantes del siglo XIV y a las personas que preferían comprar pomitos con tinieblas de la eternidad (que les vendían timadores como un supuesto remedio) en lugar de hacer caso a los médicos, que ya en aquella época preconizaban el lavado de manos, el confinamiento, el distanciamiento físico y el uso de tapabocas y narices como acciones preventivas para no contraer la peste.

Desconcierta también observar algunas fotografías de ministros religiosos (publicadas en redes sociales) dirigiendo grupos numerosos de feligreses sin distanciamiento, sin mascarilla y en una postura desafiante de las indicaciones de los funcionarios de salud pública. No sé quién ha pecado más: si los alcaldes que hicieron campaña adelantada aprovechándose de las desgracias de la gente afectada durante las tormentas Eta y Iota o estos malos líderes que confunden a sus fieles haciéndoles creer que un acto cultual masivo (donde prevalecen las emociones sobre el discernimiento) los librará de contraer la infección provocada por el SARS-CoV-2.

No haga caso a las noticias falsas que provienen de personas miserables que desean tenerlos a usted y a los suyos en un estado de angustia de existencia.

Yo soy católico practicante y fui formado como médico en la más pura expresión de la medicina occidental. Y puedo asegurar con toda solvencia que esa definición tan sencilla que san Anselmo de Canterbury (filósofo y padre de la escolástica) preconizó en el siglo XI acerca de la teología no pelea con la ciencia. San Anselmo decía: «Fides quaerens intellectum». Argüía de este modo que la fe buscaba la razón y no se contraponía a esta. Según el teólogo Octavio Ruiz Arenas: «El punto de partida es la fe y el de llegada el entender; entre esos dos puntos sitúa la questio, el preguntar, la búsqueda ilimitada de lo creído, del por qué y cómo se cree».

¿Hay acaso dónde perderse en estas lecciones? La fe no puede estar en contra de la razón, jamás. Menos en este siglo.

Pero, fuera de los ámbitos meramente religiosos, yo me he preguntado a quién beneficia tanta noticia falsa. Aparecen páginas completas, links, discursos y falsos argumentos cuestionando el efecto de las vacunas y los beneficios de los antivirales. Y en el peor de los casos atribuyen esos argumentos a médicos mundialmente reconocidos. Y mientras estos aclaran que ellos no son la fuente de tanta mentira, mucha gente —particularmente originaria de los países tercermundistas— cree la noticia a pie juntillas.

Como respuesta me viene el recuerdo de aquellos seres humanos que tienen terribles vacíos en su yo interno. Entre ellas, los vacíos de bien, de verdad y de vida.

¿Por qué tienen esos vacíos? La respuesta no es grata: las causas son su egoísmo y su ambición, insanos deseos que generan en su psiquis cualquier cantidad de actos para mantenerse empoderados sobre sus prójimos. Ahora, a través de fomentar la incertidumbre y la ignorancia.

Estimado lector, confíe en la ciencia. Por el amor de Dios, vacúnese y sea feliz. No haga caso a las noticias falsas que provienen de personas miserables que desean tenerlos a usted y a los suyos en un estado de angustia de existencia (quizá para explotarlos mejor).

Hasta la próxima semana.