lunes, 21 de enero de 2008

Por los caminos de mi tierra

De regreso en Peten
Prof. José Antonio Méndez
mechitas1939@yahoo.com

Esta vez saltarnos unos cuantos años, para relatar las impresiones de un viaje de regreso a este bellísimo territorio llamado Petén. Para estas vacaciones, tomamos la decisión de venir a visitar a nuestros amigos, aquellos y aquellas que dejamos en Petén, años atrás. Nuestro último viaje fue en el 2001, teníamos siete años de ausencia. Pensamos que quizás muchas de nuestras amistades ya no estarían acá, talvez en los Estados Unidos, o en Belice, o posiblemente ya habrían formado una familia. Afortunadamente, ninguna de aquellas había emigrado al país del norte, tan famoso por el supuesto “Sueño Americano” que tantos ambicionan, y que no es más que la desesperada búsqueda de más y más dinero.
Salimos de Xela, y después de agotadoras 16 horas, llegamos a la gran Terminal de Buses en Santa Elena, cabecera de este departamento. En realidad son tres ciudades las que conforman el complejo cabecero de Petén; Santa Elena, San Benito y Ciudad Flores, esta última asentada en la isla del mismo nombre. Al apearnos del bus, nuestros ojos se abrieron a un panorama tan distinto del que habíamos dejado años atrás. Un enorme recinto alberga ahora la estación de autobuses, a donde llegan y salen cantidad de transportes hacia la Capital y los municipios y aldeas circunvecinas. Los grandes autobuses de la Fuente del Norte, de la Línea Dorada y de muchas otras líneas locales se estacionan en un amplio parqueo. Inmediatamente notamos la alegría de la gente que se apiñaba alrededor de las máquinas que ya salían para distintos destinos. Luego recordamos el carácter alegre y la simpatía de la gente de Petén. Pareciera que el calor no les afectara sino que, al contrario, les hiciera más joviales y afectivos. Toda la gente saluda, se oye su particular acento “jaladito” y su cantar norteño (de Guatemala, ¡por supuesto!). Nos sentíamos perdidos, la nueva Terminal se encuentra lejos del mercado, donde todavía se estacionan algunos transportes locales. Comenzamos a caminar para encontrar un hotel económico y llegamos al Hotel Santander en Santa Elena. A los pocos minutos nos dimos cuenta de que esta Ciudad y sus compañeras han sido inundadas por una de las maravillas de transporte de este siglo, por lo menos en Guatemala, los famosísimos Tuk-tuks (aquí les dicen Tuktúques). Estos corren por todas las calles y avenidas a vertiginosa velocidad, llevando gente, tanto gorda como flaquita, con canastos de verdura, cajas, etc. ¡Todo por Q5! Los taxis tradicionales han prácticamente desaparecido. Por las calles circulan las bellas muchachas en shorts, con su piel tostada y sus figuras sinuosas, los hombres también en shorts y camisetas sin mangas, la mayoría de éstas y estos en motos o motonetas, el calor y el sentido práctico de esta gente hace que el traje formal haya quedado en el olvido. Al día siguiente, visitamos a Ramón Pinelo, nuestro antiguo amigo y jefe en el INTECAP Región VIII, en Petén. Nos muestra su preciosa nueva casa frente al Parque España en San Benito y nos muestra su industria del pan, una súper moderna empresa instalada bajo estrictas normas de higiene y eficiencia tecnológica. Su hijita Sandra ha crecido y es una chica de lo más despierta y simpática, saludamos a Anita su esposa y a Don Felipe.
Bueno, nuestro propósito no era ver sitios arqueológicos ni contemplar ídolos de piedra, o vestigios de hace miles de años, sino ver a la gente linda que dejamos acá hace años. Así, al fin localizamos a nuestro gran amigo Wilder Jiménez, ahora funcionario prominente de INTECAP, quien bondadosamente nos alojó y apoyó todos estos días, compartimos con su linda novia Erly “La Chinita” y la preciosa familia de ésta; Don Alex, Doña Mirna y sus hijos varones Derly y Yeltsin. Allí nos atendieron como reyes, por lo cual estamos tan agradecidos. Saludamos al vecino, Don Julio, y contemplamos su bello jardín y sus numerosos nietos de visita. El Día de Navidad visitamos a los padres de Wilder en El Caoba camino a Tikal y hasta tuvimos un pequeño accidente por querer lazar un chivo. En la Isla de Flores pudimos compartir con nuestro también gran amigo Walter López, próspero comerciante de artesanías en la Isla y pudimos saludar a su esposa y sus dos lindas hijas, ya casi quinceañeras. Allí en la Isla nos contactamos con German, buen amigo comerciante y guía turístico, con Don Ramón de la FIHNEC, también visitamos a Doña María y su tienda de aquellos deliciosos heladitos de sombrerito, a Doña Melita de Toralla y su hijo Nayo, en cuya casa antaño vivimos, también saludamos a Doña Luisa en el Hotel Casa del Peregrino. Tuvimos la oportunidad de visitar a Doña Lea en la Ciudad de Santa Ana, gran amiga, quien por quebrantos de salud está un poquito resentida y tuvimos en los brazos a sus dos nietecitos. Al fin de buscarle, nos contactamos con otro grandísimo amigo, Nelvis Arana, quien ahora conduce una “nave” de autobús de la ruta Santa Elena – Las Cruces, conocimos a su esposa y a su preciosa hijita Sofía del Carmen (así se llama el autobús!). Con Nelvis hicimos un viaje redondo Santa Elena – Las Cruces. Finalmente, hicimos un corto viaje a la Ciudad de Dolores, a recordar nuestros días en el Instituto de Turismo San Martín de Porres. Saludamos a Tito y a Jimmy antiguos alumnos y a sus esposas. Las ciudades de Petén se ven muy limpias y ordenadas, el departamento está en franca transformación y promete ser una muy importante parte del futuro de nuestro país. En Santa Elena han levantado un enorme “Shopping Center” llamado Maxibodegas donde se encuentra de todo. Las calles de San Benito, antes de tierra, ahora se encuentran asfaltadas en su mayoría. Se ve mucha gente joven, trabajadora y pujante en Petén. ¡Los peteneros son un ejemplo de que con esfuerzo, inteligencia y trabajo tesonero no es necesario cambiar de país! La gente acá “la está haciendo”, como dicen los que se van. Este sábado 29 volvemos a “Tierra Fría” con la esperanza de poder volver algún día a esta calurosa y bendita tierra de Petén. Damos gracias a nuestro Dios por esta linda oportunidad que nos ha regalado.

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