lunes, 12 de noviembre de 2007

Álvaro Colóm, un reto ante la historia

J. Rodolfo Custodio G.
Revista POLEMICAxela
Las elecciones del 4 de noviembre, dieron como resultado el triunfo del candidato Álvaro Colom Caballeros del Partido de Unidad Nacional –UNE-, ante su inmediato adversario Otto Pérez Molina, quien falló en su primer intento por llegar a la presidencia de la República.
El recorrido de la campaña electoral es realmente vergonzoso para la mayoría de partidos políticos pero particularmente para los que llegaron a la segunda vuelta, que han demostrado una vez más, que pertenecen a un sector poco creíble y comprometido negativamente para hacer gobierno. El pueblo de Guatemala se manifestó cansado de las tácticas casi delincuenciales de la campaña negra; de toda la propaganda a base de canciones y mensajes vacíos, así como del abuso de la pauta radial y televisiva. La segunda vuelta, con tan solo dos candidatos a la presidencia, fue saturada de mensajes, afiches, adornos y desplegados en los periódicos; pero, lo que el pueblo no olvidará en una buena cantidad de años, es el egoísmo de ambos candidatos y el irrespeto a la ciudadanía, dentro de un marco en el que hubo todo tipo de calificativos e insultos, expresiones malsonantes y mensajes que no corresponden a una persona que, al final de la contienda, será quien mantenga la armonía de todos los habitantes del país o, cuando menos, la llamada a hacerlo, siguiendo el precepto constitucional.
El Tribunal Supremo Electoral -TSE- ha dado los resultados de la voluntad popular manifestada el domingo cuatro de noviembre, en las elecciones presidenciales y todo lo ocurrido debe considerarse serenamente.
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¿Porqué los fondos para una campaña millonaria enriquecen a los más ricos propietarios de los medios de comunicación de Guatemala? Lo que la ley conoce y el Tribunal Supremo Electoral exige, demandando de los medios avisos diarios sobre pauta, contratación, horarios y detalles, es bastante poco comparado con los despliegues periodísticos que las empresas millonarias del país publican a todo color y en las páginas preferenciales que tienen un costo elevadísimo.
Los medios alternativos como POLEMICAXELA no obtuvieron ningún beneficio económico de la campaña política; más bien, nosotros regalamos a varios candidatos, espacios publicitarios para los dos eventos electorales, la primera y la segunda vuelta; mientras que otros aún nos deben cantidades de poca monta por haberles dado “fiado”. Los poquísimos espacios comprados fueron pagados por algún simpatizante que pedía los precios y consideraciones más significativas “porque eso lo voy a pagar yo”.
Aquí vale puntualizar muy enérgicamente, que las publicaciones jamás pretendieron favores políticos o económicos posteriores a las elecciones; simplemente es que los políticos locales tienen qué patrocinar su propia campaña y las cantidades estratosféricas del presupuesto, se van para Prensa Libre, Nuestro Diario, El Periódico y Siglo Veintiuno; mientras que la radio la ocupan en pautas millonarias, solamente en Guatemala con cadenas como Emisoras Unidas, Sonora, Radio Punto, Alius, la Red y otras del interior como Stereo Cien. De la televisión, mejor ni hablamos. Para todos estos medios, la campaña política fue realmente un loteriazo que lamentarán se haya terminado.
Aquí empieza la injusticia de los políticos: desde su propia campaña pintan cual va a ser su actuar dentro del gobierno de la República: SIEMPRE FAVORECER A LOS MILLONARIOS, y primeramente a los capitalinos; mientras que las pequeñas empresas luchan contra viento y marea por salir avante por medio del comercio local, que es bastante pequeño.
Ya en el gobierno, ¿Qué podemos esperar de las autoridades los que luchamos con medios alternativos?
En otro tema, pero siempre sobre el nuevo presidente de la República, el cargo que el pueblo le está otorgando a Álvaro Colóm, es de alta responsabilidad y deberá tener ingredientes que van diametralmente en contra de su campaña política, iniciando una etapa de sobriedad y honradez hasta en los últimos detalles.
Los nombramientos “a dedo” como se acostumbró en la campaña electoral para cargos de diputados que ahora ya están en el Congreso de la República, debe ser una práctica del pasado; además, debe separar las acciones del presidente y de la primera dama, a efecto de que el pueblo perciba y reciba las acciones de gobierno en la línea correcta.
En las necesidades inmediatas de los guatemaltecos, ACABAR CON LA VIOILENCIA es un mandato y una exigencia de toda la República. NO PUEDE ESPERARSE MÁS, la sociedad ya no aguanta y el país no puede producir más si continúa el crimen organizado y las maras ocupando el espacio que la propia sociedad y los gobiernos irresponsables y corruptos les han asignado. Esta es prioridad antes que cualquier otro tema.
Inmediatamente después, trabajo y la igualdad de los guatemaltecos debe ser atendido con toda responsabilidad. Trabajo, empleos, oportunidades iguales para todos, estímulo al turismo y a otras fuentes generadoras de empleo, podrían sacar a Guatemala y, principalmente a Quetzaltenango donde su mayor fuente de ingresos es por la educación (colegios), de la crítica y desesperada situación de atraso en que nos tienen los gobiernos que le han precedido.
Luego vendrán los casos dramáticos de los hospitales y las escuelas. La salud, que junto a la educación, tendrán que ser los baluartes de la estrategia gubernamental del nuevo presidente de la República.
No es fácil el camino que le toca recorrer, encuentra un país en absoluta quiebra económica y con todos los valores éticos despedazados; pero las promesas electorales y el compromiso adquirido ante el voto mayoritario de los guatemaltecos, le da una orden irrefutable: atención y responsabilidad para con toda la población guatemalteca, no solamente la que reside en la capital, sino hasta en los más recónditos lugares de nuestra geografía.
La campaña política y los excesos cometidos por el partido como institución y por grupos que pertenecen al mismo, deben ser controlados. Ahora vendrá el reparto de la piñata, porque tres campañas continuas habrán dejado enormes compromisos que hay qué cumplir; ¿Cómo, entonces, tener las manos libres para gobernar?
El nuevo presidente habrá de cumplirle al pueblo de Guatemala, aún cuando apenas el cuarenta y cinco por ciento de los inscritos acudió a las urnas; y solamente el 24 por ciento le dio la presidencia de la República… pero le guste o le disguste al resto de electores, Álvaro Colóm fue el mayoritario y ahora será el próximo presidente.
La historia está escrita y Colóm tiene la oportunidad de demostrar a todo el país que no en balde participó en tres campañas seguidas y que tiene la capacidad y el decisión de arreglar lo que esté torcido y llevar la nave hacia mejores vientos.
En lo que respecta al futuro del segundo en la votación, el General Otto Pérez Molina del Partido Patriota, su paso fugaz por la política pareciera que se irá diluyendo en el futuro. Esta era su oportunidad y la tenía entre las manos; pero la poca inteligencia de sus asesores y el abuso de calificativos para su adversario, además de la continua compañía de una diputada con un discurso grosero y mal educado; la incomparecencia a los foros y debates y los excesos cometidos por sus seguidores antes y durante las elecciones, le quitaron de las manos la presidencia de la República. Su paso por el tinglado político y su casi inminente triunfo, es casi circunstancial y quizás no se repetiría en otro punto de la historia futura, ya que la necesidad desesperada de los guatemaltecos por que se castigue a los delincuentes y se acaben las maras y los asaltantes de la calle, determinó su ascenso veloz con una inteligente imagen de la “la mano dura” que reivindicaría en parte al ejército nacional ante una sociedad que lo rechaza después de suscritos los Acuerdos de Paz.
Para el siguiente período vendrán otros políticos que cuentan con un caudal de electores y simpatizantes muy bueno, como el doctor Eduardo Suger y el doctor Harold Caballeros.
Dependerá también del gobierno que realice Álvaro Colóm, que pudiera acabar con la violencia y encaminar al país a un sitio mejor, donde no se requiera de manos duras ni militares para gobernar. El tiempo nos dirá hacia dónde nos encaminamos.

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