martes, 18 de septiembre de 2007

EN CARATULA

Casa de la Cultura
Motor de los Juegos Florales Hispanoamericanos

De la redacción de Revista POLEMICAXELA

El doce de septiembre, a las veinte horas, se marcará una página más del libro de la gloria literaria de Quetzaltenango, al celebrarse el septuagésimo certámen de los Juegos Florales Hispanoamericanos que promueve la Municipalidad y la Comisión Permanente.
La municipalidad se constituye en Junta Mantenedora, mientras que la Comisión Permanente, que trabaja buena parte del año, es la encargada de su realización en un difícil caminar que se incia con la circulación de las bases, recibimiento y clasificación de los trabajos en sobres cerrados, como el certamen exige, búsqueda de intelectuales idóneos para la calficiación en cada rama que es poesía, cuento y teatro, hasta la nominación de la reina, la búsqueda de las damas, la preparación del solemne acto protocolario y tradicional velada en el teatro municipal, recepción a los poetas y el coloquio literario con que finaliza el certamen el 13 de septiembre, un día después de la velada.
El hogar de la Comisión permanente es la Casa de la Cultura de Occidente. Allí sesiona buena parte del año, pero durante los meses de julio, agosto y primeros días de septiembre, la actividad se multiplica hasta poner a la consideración del más culto público de la Ciudad, la República y el extranjero, la realización de la velada, cuya parte medular es la coronación de la reina que ingresa con su corte de honor, y la premiación a los laureados.
En este contexto, la reina se convierte en la musa de las letras e, investida de semejante honor, entrega los reconoci mientos públicamente en nombre de la Comisión Perma nente y de la Junta Mantene dora.
Aquella es la fiesta de la intelectualidad y el sello que acredita a Quetzaltenango ante el concierto de naciones del mundo, como la cuna de la cultura y la propiciadora de un certamen literario que es prez y gloria de las letras hispano americanas.
Y todo ello tiene su génesis en el edificio de la Casa de la Cultura de Occidente, esa obra inmortal y trascendente nacida del corazón de un alcalde visionario y amante de las letras y de su ciudad natal, el doctor Alberto Fuentes Castillo (EPD). Para él, un reconocimiento lleno de gratitud, en este nuevo amanecer de las letras desde Quetzaltenango.

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