lunes, 17 de septiembre de 2007
De nuestra historia
Prof. José Antonio Méndez
info@jamlenguajes.com Mechitas1939@yahoo.com
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Cuando hablamos de historia, generalmente relatamos hechos que pueden ser comprobados, así pues, la Historia es prácticamente una ciencia. En el caso de nuestro país, muchos "hechos" han sido falseados, tergiversados u ocultados al público en general. Pareciera como si a nuestra gente no le interesase realmente el saber la verdad o verdades acerca de lo que acá ha sucedido. Si platicamos con la mayoría de jóvenes estos nos dirán que no saben que pasó durante esos años tan oscuros de nuestra historia. Nuestro país es un país sin información, no hay investigación que produzca datos informativos y estadísticos acerca de nuestro acontecer histórico. Por ejemplo, ¿Realmente, cuántas personas murieron durante el conflicto armado? ¿Cuántos oficiales del Ejército Nacional fallecieron en combate? ¿Cuánto dinero gastó la nación durante esa guerra? En fin, ¡no sabemos casi nada, nada acerca de ese conflicto tan, tan complejo!
Generalmente se toman bandos en este tipo de conflictos nacionales, por muchas personas que deberían conocer mejor, y de primera mano, la verdad. Como dijimos en nuestro artículo anterior, ninguna guerra puede justificarse ante la sociedad, las personas, el mundo. Un enfrentamiento trágico, absurdo y concluyente se dio en el siglo XIX en los Estados Unidos de América; la Guerra Civil, de 1860 a 1865, cinco años de una verdadera carnicería humana donde los hombres se mataban por matarse, para ganar o conquistar algún pequeño poblado o una porción de terreno y sembrar allí su bandera. Hermanos contra hermanos, parientes y familiares separados y divididos por la locura de una ideología. Otros tristes y chocantes ejemplos son, la Revolución Mexicana, la Revolución Bolchevique en Rusia, la Guerra Civil Española, y, ¡ad infinitud! Sin embargo, las condiciones en Guatemala, indudablemente se dieron para que un grupo quisiera imponerse sobre el otro – siempre son dos los bandos en disputa. Así es que la guerra comenzó. La mayoría de personas del país ignoraban lo que estaba sucediendo. Todo se daba en el interior del país y en áreas alejadas de los centros urbanos, en las ciudades como la Capital y Quetzaltenango, por ejemplo, la guerra "no se sentía", las noticias llegaban atrasadas cuando las batallas y las masacres ya habían concluido varios días atrás.
La verdad se escondía detrás de los montes y las colinas de Chimaltenango, Sololá, Suchitepéquez, Baja Verapaz, etc., y en los pequeños poblados y caseríos donde no se sabía quien llegaba a matar y a robar, si la Guerrilla o el Ejército; ambos bandos vestían trajes de campaña color verde olivo, "camouflage" y ambos portaban armas de grueso calibre. No se dieron nunca batallas frontales, uso de vehículos militares, o cañones de largo alcance. Solamente se recuerdan los bombardeos de los aviones "Pilatus" por parte del Ejército y los vuelos rasantes de los helicópteros con su ensordecedor y aterrador zumbido de aspas. Lo cierto, es que el terror de la guerra llegó a mucha gente, gente pobre, campesinos, indígenas, habitantes de pequeños centros urbanos. Los periódicos nunca reportaron verdades, no había corresponsales de guerra como los hubo en la Guerra de Vietnam o en las Guerras Mundiales I y II. Entonces, nadie sabía que estaba pasando, solamente el Gobierno y la Comandancia Guerrillera.
Con la Firma de la Paz Firme y Duradera en 1996 el conflicto armado terminó. Sin embargo, las guerras dejan secuelas indelebles en el corazón de la población, de ambos bandos en pugna; odios, sed de venganza, pobreza y miseria, espíritu bélico, violencia de todo tipo, inmoralidad, desorden, ¡caos…¡ no es de extrañar, pues, la proliferación de las llamadas "Maras", la delincuencia y el crimen organizado, la tenencia de armas ilegales y ofensivas, de grueso calibre, la inmoralidad, la pérdida de valores, etc., etc. La mayoría de Guatemaltecos no saben lo que aquí sucedió; en esta hermosa Tierra del Quetzal, de la Marimba y de las Bellas Mujeres, como diría antaño el Programa Chapinlandia. Pareciera increíble tanta maldad desatada en una tierra tan encantadora y con tanta gente buena (???). Es por esto que hoy día a mucha gente le da miedo adentrarse por los parajes más paradisíacos de Guatemala – los grandes volcanes, las montañas cubiertas de neblina, los ríos caudalosos del norte, aún los sitios turísticos más concurridos. Se habla de asaltos, robos, violaciones, …, las preguntas debieran ser:
· ¿Que nos dejó a todos los Guatemaltecos esta guerra, y las tantas otras?
· ¿Que pasó con nuestra "buena gente"?
· ¿Será posible que algún día las cosas cambien, para mejorar?
Han quedado profundas heridas, sin cicatrizar, odios no perdonados, resentimientos, conflictos entre étnias, pleitos territoriales, forcejeo por el poder, corrupción, inmoralidad total, indiferencia, temor, …
Nuestra historia es una llena de conflictos de toda clase, entrega de grandes partes de nuestro propio territorio, vende patrias en el gobierno, intrigas políticas, revoluciones, golpes de estado, en fin, no ha habido descanso para nosotros los Guatemaltecos. Se nos obligó a ser parte de esa estúpida e idiota "Guerra Fría" fraguada por los poderes y potencias mundiales después de la Segunda Guerra Mundial, ahora se nos compra con dinero regalado y se nos dirige desde la Casa Blanca y la Unión Europea.
Esperamos que para nuestros nietos vengan tiempos mejores, como dice un candidato a la presidencia del 2008, que estos y estas puedan disfrutar de un país que vive en una paz satisfactoria, donde no haya más odios raciales, hambre desmesurada de poder, idolatría por el dinero y las comodidades, entrega de nuestra patria a intereses extranjeros incluyendo nuestra cultura y nuestros idiomas nacionales. ¡SE LO PEDIMOS A DIOS!
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