jueves, 1 de agosto de 2019
Crónicas históricas de Oscar Soto
Del Sexto Estado de Los Altos de la Federación Centro Americana
El mito del libro
“Invención criolla,
sueño ladino, pesadilla indígena”
de Arturo Taracena A.
Oscar Soto
Este
título parece muy sugestivo, quizá con fines de mercadotecnia y publicidad,
para llamar la atención de los lectores, en especial cuando existe una especie
de boom con todo lo relacionado con los temas indígenas de Guatemala, pero que
en el fondo se pueden apreciar algunas inconsistencias, que bien vale la pena
hacer resaltar en aras de un conocimiento más real de este hecho histórico, que
es poco tratado en nuestro medio, pese a tener una especial relevancia a nivel
de Centro América.
Lo
que expongo en este escrito, no es un análisis completo del libro en mención,
que por cierto tiene una gran cantidad de elementos históricos y genealógicos
de suma importancia, pero en cuanto al título y enfoque que presenta hay mucho
que decir, debido a su volumen no pretendo profundizar en todo, se necesitaran
muchas páginas y tiempo para tratar cada uno de los aspectos ahí planteados,
trabajo que dejo para otra ocasión, por ahora solo me centro en el título de
este libro, esbozando mi planteamiento en los tres aspectos que se destacan en
la obra: criollos, ladinos e indígenas.
I.
Invención criolla:
En
este primer aspecto, parece subyacer un sentimiento de pretender hacer creer
que El Estado de los Altos, fue producto de algo que se sacaron los criollos de
la manga de la camisa, al estilo de los magos o ilusionistas, cuando en
realidad la idea de los Estados Federados puede que se haya copiado en
Centroamérica después de la independencia de 1821, de la Constitución de los
Estados Unidos de América de 1787, que en su artículo cuarto, tercera sección,
inciso uno dice:
Tercera
Sección
1.
El Congreso podrá admitir nuevos Estados a la Unión, pero ningún nuevo Estado
podrá formarse o erigirse dentro de los limites de otro Estado, ni un Estado
constituirse mediante la reunión de dos o más Estados o partes de Estados, sin
el consentimiento de las legislaturas de los Estados en cuestión, así como del
Congreso
Partiendo
de esta sección de la constitución norteamericana, veamos lo que se encuentra
estipulado en la Constitución de la República Federal de Centro América de
1835, que permitía legalmente crear nuevos Estados dentro de la Federación
centroamericana, el texto en mención es el siguiente:
Artículo
190. Podrán formarse en lo sucesivo nuevos Estados y admitirse otros en la
federación.
Artículo
191. No podrá formarse nuevos Estados en lo interior de otro Estado, tampoco
podrá formarse por la unión de dos o más Estados o parte de ellos, si no
estuvieren en contacto, y sin el consentimiento de las legislaturas
respectivas.
Además
se contemplaban otra serie de requisitos para la conformación legal de nuevos
Estados, requisitos que fueron llenados en todos sus puntos y más de parte de
los departamentos de Quetzaltenango, Totonicapán y Sololá, todo esto llevó un
proceso, no fue algo que surgiera de un día para otro producto de una noche
bohemia de los criollos, ya en 1824 se daba cuenta de haber completado lo que
exigía la ley, y fue hasta 1838 que se logró su definitiva legalización.
Con
esto queda demostrado que la creación de nuevos Estados en la Federación
Centroamericana, no fue una invención criolla, sino producto de leyes vigentes
durante esa época, además la modalidad de los Estados Federados no se puede
considerar como algo que nació producto de ideólogos criollos, sino que ellos
copiaron este modelo del norteamericano.
II
Sueño ladino:
Dentro
de los términos sociológicos y antropológicos, se trata de evitar
denominaciones peyorativas, puesto que por ejemplo llamar indios a los
indígenas, puede ser motivo para seguir un proceso judicial por discriminación,
de igual manera se debe evitar el término ladino, pues su significado se
refiere a sinónimo de delincuente, en tal caso para hacer referencia a esta
etnia, se debe denominar mestizo, para no herir susceptibilidades.
Hecho
este preámbulo de terminologías, los mestizos de esa época no gozaban de un
poder hegemónico, como los criollos, al querer pretender rivalizar o asumir el
control y poder que ellos tenían, sería necesario pensar en una especie de
revolución, la cual no se vio por ninguna parte, ni antes, ni durante el tiempo
que tuvo de vida El Estado de Los Altos.
El pretender
que sólo los mestizos soñaban con un nuevo Estado, es quedarnos cortos, en esto
considero que hubo varios sectores que soñaron con mejoras, tanto a nivel
individual como social, soñó el criollo, el mestizo y el indígena, cada quien
vislumbraba una posibilidad de mejorar, aunque se quiera negar por completo la
inclusión del indígena, en esta nueva propuesta se ven algunas luces, no sólo
como un medio de explotación, no hay que olvidar que en la región de los Altos
existieron indígenas con poder económico, que fue pasando de generación a
generación, prueba de ello aún en la actualidad producto de herencias, existe
cierta clase de esta etnia que cuenta con tierras y dinero, ellos después de la
independencia puede ser que soñaran con ocupar cargos públicos dentro del nuevo
orden político y social y qué mejor oportunidad que dentro de un nuevo Estado,
que por tener inclinación liberar podía en algún momento darles un espacio en
el gobierno naciente.
A
las mestizos más que soñar con el control del poder, quedaba el unirse a los
otros sectores en busca de más adelante lograr beneficios, una mejor educación
y como es natural pensar en ocupar cargos públicos, para pasar a ser parte de
la burguesía de la época y compartir el poder, para esa época ya no era tan
remoto una unión entre criollos y mestizos, pero no como resultado de la
creación de un nuevo Estado, sino como consecuencia lógica de todo ciudadano
que busca mejorar su vida en los aspectos económicos, sociales y culturales.
El
querer subir peldaños en una sociedad de clases, se da y se ha dado en todo el
proceso histórico de la humanidad, con ello el derecho de soñar, al igual que
soñaban los criollos con quitar el poder a los peninsulares, o el de los
indígenas por recuperar el poder que un día tuvieron sobre los diferentes
territorios donde habitaron sus ancestros.
El
pensar que todo el territorio que aún tenían los indígenas iba a pasar a poder
de los mestizos, era como creer en el cuento de la Caperucita, los criollos
bajo ningún pretexto iban a permitir que esto sucediera, además durante los
años del Estado de Los Altos no se registran enfrentamientos entre criollos y
mestizos por apropiarse de los bienes de los indígenas, o que se mencione algún
acuerdo a este respecto de estos dos grupos que formaban lo que se puede
denominar burguesía de los Altos.
No
es del todo desconocido que los mestizos venían ganando cada vez más terreno,
producto de las posibilidades de estudio, el involucramiento en actividades
económicas y públicas, agregando a esto la unión de familias criollas y
mestizas, que fueron formando una nueva clase social.
Además
durante esta época, soñó Rafael Carrera con tomar el poder de Guatemala y
vengarse del General Agustín Guzmán, sueño que si logró en parte, otro soñador
en esto fue el cónsul británico que pretendía hacer de Centro América una
colonia británica, cosa que no logró, gracias en parte a la oposición que a
ello demostraron los Estados de Los Altos y El Salvador. Por lo tanto el sueño
no fue sólo de una parte de los estratos sociales existentes.
III
Pesadilla indígena.
En
este apartado quiero iniciarlos con dos preguntas, que considero claves para
entender esta parte del título del libro que ahora me ocupa: ¿Será que los
indígenas vivían en un paraíso antes del Estado de Los Altos?, con la
desaparición forzada del Estado de Los Altos, ¿los indígenas recobraron el
paraíso perdido?
Más
que una realidad, esto me parece como una mala propaganda, además con un
marcado acento de crear un sentimiento de mártires hacia el indígena. Antes,
durante y después del Estado de Los Altos, la situación no tuvo mayores
cambios, de ser pesadilla hubieran quedado testimonios de torturas, de
masacres, genocidios y no sé que más formas grotescas para someter a esta parte
del conglomerado social en Los Altos.
Por
ejemplo en la Ciudad de Quetzaltenango que fue la segunda capital del Estado de
Los Altos, no existen registro de revueltas indígenas contra el nuevo Estado y,
hay que agregar que la fuerza militar que allí existía estaba en fase de formación,
cabe recordar que entre los primeros esfuerzos que se hicieron para implementar
el ejército, se acordó la compra de mil rifles a la Corona Inglesa, rifles que
nunca llegaron, pese a que ya se habían pagado, el Cónsul Británico Federico
Chatfield confabuló junto a Rafael Carrera para que ese armamento no llegara a
Quetzaltenango y se lo dio a Carrera para que invadiera el Estado de Los Altos.
El
papel del indígena en el Estado de Los Altos no pasó desapercibido, ya desde su
inicio en el Te Deum que se desarrolló en la iglesia de Totonicapán, para
agradecer a Dios por la creación del Estado de Los Altos, se hizo ver la
importancia de los indígenas y de los sufrimientos que padecieron con la
invasión española, he aquí parte de ese sermón del padre Quiñones:
La
tierra de los Kichés humillada en el siglo XVI por la conquista de los
españoles, en el siglo XIX es ya un Estado soberano de la Unión
Centro-Americana: es un pueblo que aparece hoy en toda la majestad de su ser
político, y que está en posesión de las funciones de su soberanía. ¡Qué motivo
tan justo es este para alegrarnos y para bendecir al Dios de nuestros padres,
que acaba de darnos esta patria...”
El
sólo hecho de reconocer que los españoles humillaron a los quichés, nos da una
pauta para pensar que se tenían planes para mejorar las condiciones de vida de
estos indígenas en el Estado de Los Altos. En otra ocasión a un indígena se le
tiene la confianza para que lleve una nota a Morazán, en otra oportunidad, de
nuevo vemos la aparición de un indígena en la comisión que junto a Juan
Lavagnino y el padre Urbano Ugarte van a tratar de aplacar la furia de Carrera,
cuando vino por segunda vez a Quetzaltenango.
De
haber sido para los indígenas una pesadilla el período del Estado de Los Altos,
existieran evidencias de ello, mas no hay noticias que por ejemplo cuando murió
el General Agustín Guzmán, en la última batalla por restaurar el Estado de los
Altos en 1849 hubieran los indígenas hecho una gran celebración o algo parecido
a los atropellos contra Cirilo Flores en 1826. Cómo es posible que en 1894, se
menciona que indígenas estaban realizando una colecta para hacer un monumento
al General Agustín Guzmán, aún más se dice que cuando se colocó una pintura con
la imagen de Guzmán en el Salón de Honor de la municipalidad quetzalteca, hubo
quien dijo que ese retrato dibujado no era muy fiel, y que uno de los indígenas
tenía guardado otro retrato dibujado que era más fiel, el retrato en mención
nunca apareció, pero si ese sentimiento de identificación con Guzmán.
Cómo
explicar esto, si se pretende hacer creer que el Estado de Los Altos fue una
pesadilla para los indígenas, cuando en vez de encontrar testimonios de
repudio, se encuentran evidencias de solidaridad hacia el Comandante General y
Vice-Jefe de ese Estado.
Concluyendo,
estimo que no hubo una invención criolla, ni un sueño sólo mestizo, ni
pesadilla indígena en la creación del Estado de Los Altos, los hechos y la
historia así lo dicen.
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* Es propiedad de su autor
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