martes, 14 de octubre de 2008
64 ANIVERSARIO DE LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE
De la redacción de Revista POLEMICAXELA
Las movilizaciones populares en contra la dictadura ubiquista se inician en 1944, protagonizadas inicialmente por los maestros y los universitarios.
La “Revolución de 1944” derrocó al régimen dictatorial del general Jorge Ubico, que por espacio de 14 años se había mantenido en el ejercicio del poder.
Las movilizaciones populares contra la dictadura ubiquista se inician en 1944, protagonizadas inicialmente por los maestros y los universitarios, a los que pronto se unieron los obreros y otros sectores. La brutal represión con que el gobierno respondió a las manifestaciones, encendió más el descontento popular; el asesinato de la maestra María Chinchilla por la caballería de Ubico, se convirtió en una nueva bandera para los rebeldes. El movimiento opositor culmina con una huelga general de una semana.
Las peticiones de renuncia al dictador se multiplicaron; una de ellas iba calzada con 311 firmas de sus colaboradores y amigos.
Ubico se ve obligado a renunciar en junio de 1944.
Ubico dejó en el poder a una junta militar integrada por los generales: Eduardo Villagrán Ariza, Federico Ponce Vaides y Buenaventura Pineda, quienes duraron muy poco. La salida de Ubico del poder levantó las esperanzas en los ciudadanos, aunque no suponía que acababan los ubiquistas. Más tarde el triunvirato decide dejar en el poder al General Federico Ponce Vaides. Los opositores al régimen aceptaron esto como algo “provisional” ya que habría elecciones presidenciales.
El 10 de julio de 1944, el Presidente provisorio, contestó un memorial en el que se le pidió una declaración “categórica y expresa” de que no aceptaría ser postulado a la presidencia, asegurando que así sería. El 12 de ese mismo mes, se estableció que las elecciones presidenciales serían el 17, 18 y 19 de diciembre. Pronto se organizaron nuevos partidos y se lanzaron candidaturas presidenciales, una de las primeras fue la del coronel Guillermo Flores Avendaño, quien había desempeñado un papel importante en la salida de Ubico, postulado por el Partido Social Democrático. Otros partidos fueron el Renovación Nacional, organizado el 1 de julio por Carlos Leonidas Acevedo, Oscar Benítez, Francisco Escobar, Alberto Herrarte, Mario Efraín Nájera, Juan J. Orozco Posadas, Raúl y Rodrigo Robles.
En su seno se originó la cantidatura de Juan J. Arévalo Bermejo que le fue propuesta hasta Argentina. A ella se unió el Frente Popular Libertador, un grupo conformado básicamente por estudiantes.
El gobierno de Ponce fue acentuando las persecuciones y la intimidación. No se atrevía a lanzar la candidatura oficial, pero hacía lo posible por obstaculizar la vida política y la propaganda. La represión aumentó después de ver la multitudinaria recepción dada a Arévalo, ya que su candidatura había prendido a la población. Ponce llegó al extremo de perseguir y detener a varios de los partidarios de Arévalo.
Pronto se hizo evidente que nada había cambiado. Los salarios bajaron y la represión aumentó. Ponce no tenía intención de convocar a elecciones, y trató con ilegalidades prolongar su régimen. La lucha popular continuó, hasta que el 20 de octubre, un movimiento amplio, en el que participaban estudiantes, maestros, obreros, oficiales del ejército e incluso algún sector de la clase dominante, derrocan al sucesor de Ubico, después de dos días de combate en los que participaron algunas guarniciones militares. Se inicia así lo que se llamara “la revolución de octubre”.
La madrugada del viernes 20 de octubre se vivió en la capital del país una intensa guerra desde todos los puntos, la toma del Cuartel de Matamoros, y la destrucción parcial del Castillo de San José constituyeron algunos de los ataques ocurridos ese día.
En el Hospital General había una extraordinaria actividad. Nunca se supo cuantos muertos ni cuantos heridos hubo en la balacera desde la madrugada hasta aquel mediodía, y en las esporádicas que se produjeron varios días después. Sin embargo, es posible afirmar que el lanzamiento cívico-militar dejó muchas muertes.
En la tarde del mismo viernes, la emisora nacional TGW anunciaba el triunfo de la Revolución, en las calles se observaban “carros” repletos de revolucionarios levantando sus fusiles en señal de victoria, Ubico y Ponce ya no daban señales de vida en el país, puesto que habían huido.
Entonces asumió el poder una Junta Provisional, integrada por el capitán Jacobo Arbenz Guzmán, el mayor Francisco Javier Arana y el civil Jorge Toriello Garrido. La Junta convocó a una Constituyente y a elecciones generales, que el 1 de marzo de 1945 llevarían a la Presidencia al doctor Juan José Arévalo.
“UN NUEVO DESPERTAR” Talvez lo más grande de la revolución de octubre del 44 fue el despertar de una nueva era, cuya etapa anterior finaliza con la caída de Ubico y Ponce. Con ellos caen esquemas detractores del desarrollo, como lo son el liberalismo Cabrerista-Ubiquista, el conservadurismo retrógrado y al caciquismo al que tan proclive son las masas incultas y algunas minorías oportunistas.
Se abre libre juego de ideas, fundamental para la Democracia y los principios básicos, como el respeto a la persona y la igualdad de todos ante la Ley.
La Junta de Gobierno no obstante el corto plazo que prevé estar al frente del Gobierno, trata de atender de una forma activa y eficiente los problemas del pueblo, organizando convenientemente los servicios públicos, y prestarle ayuda a los trabajadores del campo. Esta Junta de Gobierno convoca a elecciones generales llevando al poder al Dr. Juan José Arévalo Bermejo quien obtiene el 85% por ciento de los votos de dicha elección.
COLOFON: La “liberación” cortó de tajo las conquistas revolucionarias, pero en la conciencia popular sigue vigente, vive y se solidariza cada día más. Si hubiese terminado su período Jacobo Árbenz Guzmán, y si la revolución se hubiese consolidado en sucesivos gobiernos, el destino de Guatemala sería otro.
La “Revolución de 1944” derrocó al régimen dictatorial del general Jorge Ubico, que por espacio de 14 años se había mantenido en el ejercicio del poder.
Las movilizaciones populares contra la dictadura ubiquista se inician en 1944, protagonizadas inicialmente por los maestros y los universitarios, a los que pronto se unieron los obreros y otros sectores. La brutal represión con que el gobierno respondió a las manifestaciones, encendió más el descontento popular; el asesinato de la maestra María Chinchilla por la caballería de Ubico, se convirtió en una nueva bandera para los rebeldes. El movimiento opositor culmina con una huelga general de una semana.
Las peticiones de renuncia al dictador se multiplicaron; una de ellas iba calzada con 311 firmas de sus colaboradores y amigos.
Ubico se ve obligado a renunciar en junio de 1944.
Ubico dejó en el poder a una junta militar integrada por los generales: Eduardo Villagrán Ariza, Federico Ponce Vaides y Buenaventura Pineda, quienes duraron muy poco. La salida de Ubico del poder levantó las esperanzas en los ciudadanos, aunque no suponía que acababan los ubiquistas. Más tarde el triunvirato decide dejar en el poder al General Federico Ponce Vaides. Los opositores al régimen aceptaron esto como algo “provisional” ya que habría elecciones presidenciales.
El 10 de julio de 1944, el Presidente provisorio, contestó un memorial en el que se le pidió una declaración “categórica y expresa” de que no aceptaría ser postulado a la presidencia, asegurando que así sería. El 12 de ese mismo mes, se estableció que las elecciones presidenciales serían el 17, 18 y 19 de diciembre. Pronto se organizaron nuevos partidos y se lanzaron candidaturas presidenciales, una de las primeras fue la del coronel Guillermo Flores Avendaño, quien había desempeñado un papel importante en la salida de Ubico, postulado por el Partido Social Democrático. Otros partidos fueron el Renovación Nacional, organizado el 1 de julio por Carlos Leonidas Acevedo, Oscar Benítez, Francisco Escobar, Alberto Herrarte, Mario Efraín Nájera, Juan J. Orozco Posadas, Raúl y Rodrigo Robles.
En su seno se originó la cantidatura de Juan J. Arévalo Bermejo que le fue propuesta hasta Argentina. A ella se unió el Frente Popular Libertador, un grupo conformado básicamente por estudiantes.
El gobierno de Ponce fue acentuando las persecuciones y la intimidación. No se atrevía a lanzar la candidatura oficial, pero hacía lo posible por obstaculizar la vida política y la propaganda. La represión aumentó después de ver la multitudinaria recepción dada a Arévalo, ya que su candidatura había prendido a la población. Ponce llegó al extremo de perseguir y detener a varios de los partidarios de Arévalo.
Pronto se hizo evidente que nada había cambiado. Los salarios bajaron y la represión aumentó. Ponce no tenía intención de convocar a elecciones, y trató con ilegalidades prolongar su régimen. La lucha popular continuó, hasta que el 20 de octubre, un movimiento amplio, en el que participaban estudiantes, maestros, obreros, oficiales del ejército e incluso algún sector de la clase dominante, derrocan al sucesor de Ubico, después de dos días de combate en los que participaron algunas guarniciones militares. Se inicia así lo que se llamara “la revolución de octubre”.
La madrugada del viernes 20 de octubre se vivió en la capital del país una intensa guerra desde todos los puntos, la toma del Cuartel de Matamoros, y la destrucción parcial del Castillo de San José constituyeron algunos de los ataques ocurridos ese día.
En el Hospital General había una extraordinaria actividad. Nunca se supo cuantos muertos ni cuantos heridos hubo en la balacera desde la madrugada hasta aquel mediodía, y en las esporádicas que se produjeron varios días después. Sin embargo, es posible afirmar que el lanzamiento cívico-militar dejó muchas muertes.
En la tarde del mismo viernes, la emisora nacional TGW anunciaba el triunfo de la Revolución, en las calles se observaban “carros” repletos de revolucionarios levantando sus fusiles en señal de victoria, Ubico y Ponce ya no daban señales de vida en el país, puesto que habían huido.
Entonces asumió el poder una Junta Provisional, integrada por el capitán Jacobo Arbenz Guzmán, el mayor Francisco Javier Arana y el civil Jorge Toriello Garrido. La Junta convocó a una Constituyente y a elecciones generales, que el 1 de marzo de 1945 llevarían a la Presidencia al doctor Juan José Arévalo.
“UN NUEVO DESPERTAR” Talvez lo más grande de la revolución de octubre del 44 fue el despertar de una nueva era, cuya etapa anterior finaliza con la caída de Ubico y Ponce. Con ellos caen esquemas detractores del desarrollo, como lo son el liberalismo Cabrerista-Ubiquista, el conservadurismo retrógrado y al caciquismo al que tan proclive son las masas incultas y algunas minorías oportunistas.
Se abre libre juego de ideas, fundamental para la Democracia y los principios básicos, como el respeto a la persona y la igualdad de todos ante la Ley.
La Junta de Gobierno no obstante el corto plazo que prevé estar al frente del Gobierno, trata de atender de una forma activa y eficiente los problemas del pueblo, organizando convenientemente los servicios públicos, y prestarle ayuda a los trabajadores del campo. Esta Junta de Gobierno convoca a elecciones generales llevando al poder al Dr. Juan José Arévalo Bermejo quien obtiene el 85% por ciento de los votos de dicha elección.
COLOFON: La “liberación” cortó de tajo las conquistas revolucionarias, pero en la conciencia popular sigue vigente, vive y se solidariza cada día más. Si hubiese terminado su período Jacobo Árbenz Guzmán, y si la revolución se hubiese consolidado en sucesivos gobiernos, el destino de Guatemala sería otro.
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