jueves, 18 de julio de 2019
OSMUNDO ARRIOLA
OSMUNDO
ARRIOLA
El
tipógrafo que transformó la poesía
Por Julio Rodolfo Custodio García
Revista POLÉMICAxela
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En el frontispicio
del Teatro Municipal de la ciudad de Quetzaltenango, con una imponente fachada
en piedra tallada del orden Jónico, después de la calle principal y dentro de
los jardines frontales, se yergue, entre otros, el monumento a don Osmundo
Arriola, el primer poeta laureado del glorioso certamen de Juegos Florales, con
dos premios sucesivos en el inicio del certamen en 1916 y 1917.
El nombre de Osmundo
Arriola está labrado con caracteres de oro en las letras y en la conciencia
misma de todos los quetzaltecos, porque, aparte de ser un entusiasta forjador
de la literatura a través del periodismo, tuvo la feliz idea de proponer, como miembro del Concejo Municipal, ante el Alcalde
señor Manuel Sáenz Mérida
y los distinguidos quetzaltecos Ezequiel de León, Pío M. Riépeli y los
escritores Licenciado Filadelfo J. Fuentes, Jaime Sabartés, Gregorio Aguilar e
Ignacio Sáenz Ocaña, la creación del nobilísimo certamen literario de los
Juegos Florales.
De 1916 para la presente época, han transcurrido más de
100 años y más de ochenta certámenes que culminan en el Teatro Municipal cada
12 de septiembre, dentro de las festividades de la Feria La Independencia.
Su producción literaria no se ha podido dimensionar,
porque en el periódico diario CRONOS del cual era director y propietario,
realizó una enorme producción en prosa y publicó muchos de sus versos; no
obstante, sus poemas más conocidos son “Canto a Minerva” con el que obtuvo el primer
lugar en el primer certamen realizado en 1916 y “Querido Rincón” que también
obtuvo el primer premio y la flor natural en 1917. Otro de sus hermosos y bellos poemas, aun cuando
no obtuvo reconocimiento público alguno, es “el poema de las rosas” que le
canta a esa hermosa flor que adorna los jardines quetzaltecos y del mundo.
Osmundo Arriola se inició en las lides de la tipografía
en la empresa del doctor Antonio Grimaldi llamada Imprenta La Industria, en los
primeros años del siglo XX. Según
crónica del historiador Carlos Román Alvarado Pinto, la hija del fundador, doña
Juana Grimaldi de Izaguirre, buscó personal que fuera capaz de sostener la
producción y encontró a los hermanos Guillermo y Osmundo Arriola y a poco la
imprenta fue tomando auge hasta convertirse en una empresa productiva.
Pero la obra más significativa de don Osmundo Arriola,
fue en su empresa tipográfica en la que editaba el diario CRONOS por la década
de 1930, principiando con el lema “Solo la verdad, la justicia y la
ecuanimidad”; pero en sus página escribieron grandes poetas y literatos que,
por aquellos años, abundaban en Quetzaltenango.
Con la cimiente de su poesía laureada en un certamen que
fue haciéndose exitoso hasta convertirse en hispanoamericano, como ocurre en la
actualidad, el nombre de Osmundo Arriola estará siempre en alto por la Comisión
Permanente de Juegos Florales, por la intelectualidad del mundo y por los
quetzaltecos de corazón que, en el busto que lo honra frente al Teatro
Municipal, recuerdan al vate que un buen día, al cantarle a la diosa Minerva,
abrió para las letras de América, el camino que se vislumbra exitoso y siempre
acoplado a la realidad de la vida en el tiempo y el espacio a través de la
poesía.
Majestuoso Teatro Municipal de Quetzaltenango con su fachada en
piedra tallada del orden Jónico. (Foto Julio Rodolfo Custodio García)
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