jueves, 22 de octubre de 2009
POR LOS CAMINOS DE MI TIERRA: SAYAXCHÉ
Por los caminos
de mi tierra
Prof. José Antonio Méndez
mechitas1939@yahoo.com
SAYAXCHÉ
En esta región, éste parece ser un nombre mágico, es la población de enlace hacia los caminos de Las Verapaces y la gran Ciudad Imperial de Cobán (la llamada Ciudad de Carlos V). Del área central, Santa Elena-San Benito-Flores, partimos hacia el norte pasando por La Libertad, cabecera del mismo llamado municipio, luego llegamos al Río Subín y doblamos a la izquierda para enfilar hacia el gran Río de La Pasión. Viajamos, como siempre, en un microbusito, éste es ahora el medio de transporte más común en nuestro país, aunque en el Occidente todavía circulan aquellos autobuses viejos “de parrilla”, también llamados “chicken buses” por los extranjeros. Antiguamente, este tipo de autobuses o “camionetas” cargaban toda clase de animalitos tanto adentro como encima de la parrilla, marranos, chompipes, gallinas y pollos, etc. El transporte en microbús es bastante cómodo salvo cuando llenan el cupo y para uno siendo asiento para algún gordito o gordita.
Vamos pasando por un sinnúmero de haciendas ganaderas, como hemos relatado anteriormente, ésta es la afición de muchos peteneros, el tener una “parcela” con ganado, aunque para esto haya que botar montaña, depredar la tierra y hasta quemar el bosque. Pero así ha sido, la selva ha cedido paso a la ganadería intensiva así es que vemos potrero tras potrero, algunos con numerosos hatos de ganado para engorde, y algunas hermosas casas de las haciendas. Al final de nuestro trayecto nos topamos con la silueta del gran Río que se dibuja serpenteante entre la escasa vegetación que le rodea. De este lado, la rivera sur, solamente encontramos unas casuchas y un pequeño restaurante. A la orilla del Río se estacionan gran cantidad de lanchas de amplia eslora cada una con su respectivo “boga.” El paso al otro lado del Río, donde se asienta la gran ciudad de Sayaxché, cuesta dos quetzales y los lancheros esperan a que se llene el cupo de unas diez o doce personas. El cruce es rápido pues el Río en esta parte no tiene más de unos doscientos metros de ancho. Al llegar a la rivera opuesta nos reciben varios moto-taxis, los famosos “Tuc-tucs” ofreciendo llevarnos alrededor de la ciudad. También hay lancheros que ofrecen llevarnos en un viaje turístico a la gran ciudad Maya de CEIBAL la cual se encuentra a dos horas río abajo y en las márgenes del Pasión. ¡Recordamos haber visitado CEIBAL cincuenta años atrás cuando todo en estas regiones era una selva impenetrable!
Queríamos tomar un buen café con algún sabroso panito pues no habíamos desayunado. Caminamos por la población y todo lo que vimos fue un gran mercado al aire libre donde se vendía cuanta cosa se pudiese imaginar, desde ropa usada de paca hasta televisores y aparatos de DVD, además de los consabidos CD´s pirata. Al fin encontramos un restaurante y luego de esperar un buen rato se acerco un jovenzuelo amable, y nos ofreció pollo frito o un “bisté.” Pedimos un café hervido, con leche, y luego nos trajeron un enorme tazón con agua hirviendo, un receptáculo con café soluble, otro con azúcar morena y húmeda y un último con leche en polvo. Siendo esta época de invierno, el cual ha sido muy seco aquí en el norte, este año, comenzó a llover así es que nos quedamos un buen rato observando a las personas que entraban y salían del restaurante. La mayoría de personas en estos lugares disfrutan de un buen desayuno, cuando pueden pagarlo, el cual consiste en bisté, huevos y frijoles, una “Pepsi” y luego café soluble. Al parar el agua caminamos por las estrechas calles de la ciudad, esta población parece haber quedado en abandono por sus respectivos acaldes, muchas de sus calles sin asfaltar, basura por todos lados, desorden vehicular y una arquitectura ecléctica, como en todas las ciudades de nuestra Guatemala; casas de dos niveles, una covacha de láminas, un edificio municipal estrambótico, pintado todo de “verde perico”, mercaditos regados por todas partes, en fin, un verdadero caos municipal.
Caminamos por la rivera del gran Río y se nos acercó un señor ofreciendo llevarnos a CEIBAL, por Q400 solamente, luego pregunté y supe que ésa es la tarifa normal, aunque para los chapines ésta debe ser más baja. El “Ferry”, que traslada vehículos de una rivera a la otra estaba ya cargado, éste es solamente una burda plataforma, nadie se ha preocupado de construir y tender un buen puente en un punto tan importante. Éste gran río es navegable casi en un 100 por ciento, parte desde la frontera con el departamento de Alta Verapaz y a unos cuantos kilómetros de Sayaxché se une al Río Salinas para formar el majestuoso Río Usumacinta fronterizo con la República Mejicana.
Volvimos a Flores haciendo recuerdos de cincuenta años atrás y sintiendo el aroma del campo que, aunque ya depredado y con escasa vegetación, sigue siendo el de una Guatemala linda, y rica en todo, en colores y texturas y en su gente preciosa. El busito nos trae de vuelta sin novedad.
Como siempre, les seguimos invitando a visitarnos, ¿talvez un fin de semana? Hay mucho que ver y disfrutar, la vida acá no es cara sabiendo utilizar el dinero que puedan traer. Nada les faltará aquí, solamente el bullicio y la contaminación de la gran Ciudad y las carreras por llegar temprano a sus destinos. Vengan a PETÉN, ¡no se arrepentirán!
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