jueves, 29 de enero de 2009
PERSONAJES QUETZALTECOS
“Seño” Güichita cumplió cien años
Por: J. Rodolfo Custodio G.
Nació el siete de enero de 1909 en el añejo y lindo barrio “La Joyita” de la antañona Xelajú, cerca de “la loma de los Arango”; su nombre completo es María Luisa Sánchez Morales, hoy viuda de Quiñónez.
No obstante haber llevado una vida a todas luces ejemplar y haber destacado en el deporte, la vida social y principalmente en el Evangelio profesado con toda responsabilidad en Iglesia Bethel, su apostolado y su vida misma fue la docencia, por la que cientos de estudiantes y decenas de promociones, la recuerdan con mucho amor.
Contrajo nupcias en 1939 con don Teófilo Alberto Quiñónez Tánchez, siendo el fruto de aquella unión: Floridalma, Deyfi Miriam y José Alberto Quiñónez Sánchez, exitosos profesionales y buenos padres de familia.
Inició sus estudios en el Colegio Minerva y, cuando abrió sus puertas el Colegio Evangélico La Patria en su primer edificio del “Cerrito del Cármen” en 1918, sus papás la trasladaron allí, hasta la culminación de sus estudios y su graduación que fue en el INSO, como se acostumbraba por aquellos años, habiendo obtenido el título de Maestra de Instrucción Primaria, extendido y firmado por el presidente de la República, don Lázaro Chacón, el 15 de mayo de 1929.
Posteriormente, la Universidad de San Carlos de Guatemala le acreditó el grado académico de Profesora de Enseñanza Media en Estudios Sociales, como se evidencia con las fotos que aparecen del lado derecho.
Su hija Floridalma, quien tiene el amor de cuidarla y atenderla en tan avanzada edad, dice que es un privilegio que Dios le ha permitido y cumple su misión con amor y entrega.
“Mi mamá ha tenido muy presente durante su vida, los pasajes bíblicos contenidos en Mateo 6:33, Josué 1:9 y Filipenses 4:13 y los repite y los practica con entrega”, asegura.
Doña Güichita, relata su hija Floridalma Quiñónez Sánchez de González (en la foto), sostuvo además algunas frases que eran, a veces, divertidas, como: “No preguntes lo que no te importa”, “No partas por la primera” y la que considero el más sabio consejo, que dice: “No te preocupes, hija mía, porque Dios tiene un molino que muele muy lento, pero muele muy fino”.
Como deportista fué campeona en básquetbol y destacó en tennis, siendo fundadora del Club Tennis Quetzalteco, junto a las damas Luisa Madrazo de Porres, Emma González de Marroquín y otras de la sociedad altense. Practicó también la natación y fue muy participativa en eventos culturales.
Dice Flory que en los actuales momentos, la familia se ha enterado de grandes favores que algunas personas recibieron de doña María Luisa, como préstamos en efectivo a amigos que deseaban hipotecar su casa o buscar usureros. “Ella les prestaba de sus ahorros y no les cobraba intereses y tuvo una vida holgada que yo atribuyo a su fidelidad para diezmar en la iglesia y ayudar a los necesitados, así como a sus papás, a quienes daba un estipendio mensual a cada uno por separado, asegurando con ello el mandato bíblico que dice: Honra a tu padre y a tu madre para que tengas larga vida...”
La vida de doña María Luisa Sánchez Morales viuda de Quiñónez, a sus cien años cumplidos, es un ejemplo para todo el país, sin distingos de raza, color o edad, porque rompió paradigmas que, para su tiempo, eran insalvables, demostrando con ello que la mujer, como cualquiera otra persona con decisión y voluntad, puede emprender grandes empresas, no importando los huracanes que se le presenten en su caminar.
Y en lo que se refiere a la docencia, con justa razón muchos señores y señoras de diferentes partes del país y del extranjero, se dan un tiempo de cuando en vez, para ir a saludar a la maestra que les enseñó ciencia y principios cristianos que les han mostrado el camino correcto. ¡Felicidades a “Seño Güichita”, en sus CIEN AÑOS!
Quetzaltenango, 1909
No obstante haber llevado una vida a todas luces ejemplar y haber destacado en el deporte, la vida social y principalmente en el Evangelio profesado con toda responsabilidad en Iglesia Bethel, su apostolado y su vida misma fue la docencia, por la que cientos de estudiantes y decenas de promociones, la recuerdan con mucho amor.
Contrajo nupcias en 1939 con don Teófilo Alberto Quiñónez Tánchez, siendo el fruto de aquella unión: Floridalma, Deyfi Miriam y José Alberto Quiñónez Sánchez, exitosos profesionales y buenos padres de familia.
Inició sus estudios en el Colegio Minerva y, cuando abrió sus puertas el Colegio Evangélico La Patria en su primer edificio del “Cerrito del Cármen” en 1918, sus papás la trasladaron allí, hasta la culminación de sus estudios y su graduación que fue en el INSO, como se acostumbraba por aquellos años, habiendo obtenido el título de Maestra de Instrucción Primaria, extendido y firmado por el presidente de la República, don Lázaro Chacón, el 15 de mayo de 1929.
Posteriormente, la Universidad de San Carlos de Guatemala le acreditó el grado académico de Profesora de Enseñanza Media en Estudios Sociales, como se evidencia con las fotos que aparecen del lado derecho.
Su hija Floridalma, quien tiene el amor de cuidarla y atenderla en tan avanzada edad, dice que es un privilegio que Dios le ha permitido y cumple su misión con amor y entrega.
“Mi mamá ha tenido muy presente durante su vida, los pasajes bíblicos contenidos en Mateo 6:33, Josué 1:9 y Filipenses 4:13 y los repite y los practica con entrega”, asegura.
Doña Güichita, relata su hija Floridalma Quiñónez Sánchez de González (en la foto), sostuvo además algunas frases que eran, a veces, divertidas, como: “No preguntes lo que no te importa”, “No partas por la primera” y la que considero el más sabio consejo, que dice: “No te preocupes, hija mía, porque Dios tiene un molino que muele muy lento, pero muele muy fino”.
Como deportista fué campeona en básquetbol y destacó en tennis, siendo fundadora del Club Tennis Quetzalteco, junto a las damas Luisa Madrazo de Porres, Emma González de Marroquín y otras de la sociedad altense. Practicó también la natación y fue muy participativa en eventos culturales.
Dice Flory que en los actuales momentos, la familia se ha enterado de grandes favores que algunas personas recibieron de doña María Luisa, como préstamos en efectivo a amigos que deseaban hipotecar su casa o buscar usureros. “Ella les prestaba de sus ahorros y no les cobraba intereses y tuvo una vida holgada que yo atribuyo a su fidelidad para diezmar en la iglesia y ayudar a los necesitados, así como a sus papás, a quienes daba un estipendio mensual a cada uno por separado, asegurando con ello el mandato bíblico que dice: Honra a tu padre y a tu madre para que tengas larga vida...”
La vida de doña María Luisa Sánchez Morales viuda de Quiñónez, a sus cien años cumplidos, es un ejemplo para todo el país, sin distingos de raza, color o edad, porque rompió paradigmas que, para su tiempo, eran insalvables, demostrando con ello que la mujer, como cualquiera otra persona con decisión y voluntad, puede emprender grandes empresas, no importando los huracanes que se le presenten en su caminar.
Y en lo que se refiere a la docencia, con justa razón muchos señores y señoras de diferentes partes del país y del extranjero, se dan un tiempo de cuando en vez, para ir a saludar a la maestra que les enseñó ciencia y principios cristianos que les han mostrado el camino correcto. ¡Felicidades a “Seño Güichita”, en sus CIEN AÑOS!
Quetzaltenango, 1909
DE NUESTRA PATRIA
Así como en ocasiones anteriores, me permito pedir disculpas a nuestro apreciado y fino editor Rodolfito Custodio, por mi ausencia de letras durante los meses pasados. Esto obedeció a algunos problemitas de índole personal los cuales afectaron mi disponibilidad para escribir. Pero, aquí estamos, con nuevos bríos y a las puertas de este nuevo Año del Señor de 2009.
Ayer, precisamente, nos trasladamos a un precioso lugar a la orilla del Gran Lago Petén-Itzá, en la ribera oriental. San Miguel o San Miguelito como yo le llamó pues es un lugar muy pequeño, es una península, lugar fundado por los Itzáes (Tah-Itzá o Tayasal). Recordemos que Petén no fue sometido a la corona española sino ya casi a finales del siglo XVII (circa 1697). Probablemente esta ciudad o asentamiento existió previo a la llegada de estos Itzáes.
San Miguelito es un lugar muy tranquilo apropiado para cualquier persona que desee huir del bullicio de la gran ciudad o dedicarse a escribir un libro o simplemente venir a descansar (o a tomar el mal llamado “relax” la cual es solamente una palabra inglesa). Más de una docena de embarcaciones, lanchas de unos 15 pies de eslora con motores de hasta 15 caballos (HP) circulan por el Lago y están dispuesto a pasarnos por Q1.50 durante el día y Q3.00 por la noche hasta las 9 o 10, luego el pasaje cuesta Q5.00. Los lancheros o “bogas” son hombres experimentados conocedores de las agua del gran Petén-Itzá, conducen sus lanchas con pericia y muy despacio por lo cual cada travesía es un verdadero paseo. Las aguas del lago se mantienen en calma excepto cuando hace mucho viento del norte o lluvia en exceso. En la población solamente hay dos o tres “tiendecitas” de las de antes donde se puede comprar pan, gaseosas, bananos, fósforos y cigarros (¿cerveza también?). Las calles son de balastro con abundante piedra caliza y muchos marranitos, grandes y pequeños, los cuales deambulan por las mismas en busca de alimento. En la parte baja frente al Lago se encuentran los embarcaderos y depende a donde nos dirijamos, así los bogas nos depositan cerca de nuestro destino, a veces cobrando hasta Q2.00.
Estamos viviendo en casa de Don Osman y Doña Lucky, ambos grandes personas, de mucha simpatía y finura así como su hijita Andreita. Nuestra casa es de lo más cómoda con habitaciones amplias y frescas y muy limpias. Hay una total tranquilidad pues solamente llegan vehículos ocasionalmente, los cuales vienen de Flores o lugares circunvecinos trayendo mercancías o transportando a los vecinos. Hay una entrada y salida a partir de la carretera que viene de Santa Elena pasando por un bello hotel turístico llamado “Villa Maya” en la orilla del Lago Petexbatún, una pequeña porción de agua donde se encuentran peces y hasta lagartos. Pero la mayoría de los habitantes y visitantes de San Miguelito cruzamos vía acuática.
Ricardo, gran amigo y conocedor de las cercanías nos cuenta del Mirador, desde donde se divisa parte del Lago. También nos cuenta que se hallan ruinas y despojos arqueológicos por doquier siendo éste un antiquísimo sitio ocupado por quien sabe que tribus de la rama de los Mayas. Antiguamente debe haber estado cubierto por un a densa vegetación, una selva, lastimosamente la misma mano del hombre ha ido destruyendo esta naturaleza y ahora solamente una parte ha sido dedicada como área protegida. Ricardo nos cuenta que hay unos seis monos aulladores que quedaron en las alturas de este poblado y se puede escuchar su rugido a la distancia, él tiene fotografías de estos primates tan simpáticos.
Pensamos instalar algún negocio en este lugar, probablemente una escuela de idiomas (inglés, francés y español) pues hay muchos jóvenes y señoritas que están interesados en aprender sobretodo el inglés, con miras a obtener un buen trabajo en este departamento el cual depende casi exclusivamente del turismo extranjero (y también nacional). Hay solamente unos dos restaurantes, uno es el de “Doña Marta” donde podemos degustar la famosa y ya casi extinta “carne de monte” o sea de venado o de tepezcuintle. Estos animalitos han sido prácticamente eliminados de la selva la cual ha sido su hábitat natural, los cazadores ambiciosos e inescrupulosos así como ignorantes se han dedicado a diezmar estos especimenes que antes fueron parte de la gloria de nuestro Petén (también se encontraban en la Costa Sur y allí también fueron estúpidamente cazados sin ningún control ni miramiento). El Petén aún conserva su encanto y atractivo, hemos decidido vivir acá y disfrutar de su naturaleza y sobretodo de su preciosa gente hombres y mujeres valientes y decididos y muy hospitalarios y cariñosos. Este lugar nos ofrece un “manjar natural” a cada vuelta de la esquina; ruinas arqueológicas, selvas frondosas, animalitos exóticos, caminos de aventura, ríos caudalosos y lagos de encanto.
Sabemos que muchas personas prefieren ir al extranjero y visitar lugares artificiales como Disneylandia o Epcot Center donde se les muestran cosas artificiales incluyendo paseos por ríos y lagos y vistas de animales capturados de otros lugares. El costo de un viaje a esos lugares sobretodo cuando viaja toda una familia es exorbitante para nuestras limitaciones. Sin embargo, venir a El Petén es muy económico, hay precios al alcance de todos los bolsillos. ¡El viaje es de solamente 7 horas en automóvil! y de 9 horas en autobús cómodo. En avión solamente toma 30 minutos pero es más caro. Los hoteles, hay cantidad y de todas las tarifas imaginables tanto en la Isla de Flores como en Santa Elena y San Benito, así como en muchos otros poblados del departamento. Vienen turistas de todas partes, gente que ya se aburrió de ver palacios y museos y de asistir a conciertos y festivales, y de ver nieve por todo lados.
Así pues, decídase a venir, ¡y a disfrutar de este bello lugar!
POPOL VUH: HACAUITZ
HACAUITZ ¿Existe o no existe?
HARRY THOMAS DANVERS
bennek@gmail.com
www.guatgemalan-art.com
Tomando el Popol Vuh como la fuente original, se pretende aquí encontrar este lugar, no definido, porque fue el primer alcazar del reino K’iché.
En la pagina 82 (traducción de Danvers) cuando los cuatro progenitores de la raza K’iché, (del otro lado del mar) con suficientes pruebas que eran los legítimos progenitores desde Tulán, entregados por el Señor Nacxit, regresaron a su primer Alcazar.
-Entonces regresaron allí encima de su Alcazar. Su nombre es Hacauitz. Aquí es donde fueron reunidos todos de Tanub y llocab. Se juntaron todas las tribus. Estaban felices los Rabinales y los Cakchiqueles (también) los de la Casa de Pájaro. Fue único su reino. Fue grande el ser de las Tribus. No estaba completo su reino en el principio-
Ahora aquellos quienes estaban en Hacauitz estaban solamente (juntos) con todos aquellos quienes vinieron de este. Pasaron mucho tiempo allá encima de la montaña. Fueron muy numerosos-
Para determinar aún más este sitio desconocido, tenemos esto en la ´página 67 (traducción de Danvers).
-El primero que lo dejó fue Hacauitz encima de un rio grande y negro. Se llama Hacauitz la montaña hoy. Llegó a ser su Alcazar. Aquí es donde estaba su dios Hacauitz. (Fue) Su nombre-
Entonces, está diciendo que Hacauitz está cerca de un rio grande y negro. Así podemos asumir que este rio está cerca del pueblo llamado Sacapulas hoy. Alli se reúnen dos ríos grandes, el Chixoy y el rio Negro. Incluso, hay un cerro, considerado por la gente allá, que está algunos kilómetros arriba de la escuela de Sacapulas, del cual podría ser el primer Alcazar del reino K’iché. No hubo construcciones, ni templos, pero los cuatro progenitores de la raza k’iché estaban allí, desafiando sus enemigos, las tribus que querían destruirlos. Rn la página 76 (traducción de Danvers) encontramos esto:
-Ahora estaban encima de la montaña jaguar Quitze, jaguar de la Noche, Majucutaj y Jaguar de Viento. El nombre de la montaña donde estaban es Hacauitz-
Pero aún antes de esto, se habla del lugar Hacauitz como el lugar donde estaban los primeros progenitores antes del amanecer. En la página 69 (traducción de Danvers) se dice:
-Cuando salió (el sol) grande era la felicidad que trajeron en sus corazones: Jaguar Quitz, Jaguar de la Noche, Majucutaj y Jaguar de Viento. Cuando amaneció estaban muy felices. No hubo mucha gente donde estaban. Hubo solamente unos pocos (de) aquellos quienes estaban encima de la montaña Hacauitz-
Definitivamente allí empezó el amanecer, la luz del sol y por supuesto la vida para todas las tribus, porque enseguida se dice:
-Amanecieron ellos allá. También quemaron aquí. Bailaban en la dirección del este. Vinieron desde sus montañas y llanuras-
Entonces no solo existía éste lugar, sino que fue el principio de la existencia para todas las tribus. No es de poco, la necesidad de encontrar este lugar, y vamos a continuar en la forma científica en establecer el sitio.
También en la tercer parte (traducción de Danvers) cuando termina las vidas de los primeros cuatro progenitores de la raza k’iché, se habla de este lugar, antes que se fueran, misteriosamente sin dejar huellas. En la página 80 se dice:
-Dejaron instrucciones en esta manera. Enseguida se desaparecieron allí en la montaña Hacauitz- y aún antes en la página anterior 79, el lugar está definido, cuando ganaron los cuatro progenitores de la raza K’iché, en contra de las otras tribus. Se dice:
-Ten piedad de nosotros ¡No nos maten! Dijeron. Muy bien. Aunque ustedes son destinados a morir, ustedes harán oraciones diarias, en la luz, dijeron.
Tal fue la derrota de todas las tribus, por la primera madre y el primer padre. Sucedió aquí encima de la montaña Hacauitz (de la cual) se llama hoy-
Entonces ¿Qué podemos decir? ¿existia o no existía el lugar del primer Alcazar, llamado Hacauitz?
Para mi tiene que existir, igual como Tula zuyua, otro sitio arqueológico que todavía no está definido. Existe un Tulan conocido al norte del Distrito Federal en México. Tiene sus estatuas de guerreros, parados allí. Pero Fueron varios lugares que se llamaban Tulan? Hay evidencias para respaldar esta suposición. Incluso algunos han señalado el sitio arqueológico palenque en Chiapas, México, como un lugar donde existía otro Tulan y este sitio es pre-clásico, clásico y Post-clásico. Hay que meditar en el asunto.
Sin embargo enfocarnos en la tercera parte (traducción de Danvers) tenemos una situación post-clásico.
Vinieron desde Tulan, en quizás algún lugar en México, pero establecieron su primer Alcazar aquí en territorio guatemalteco. El lugar que se llamaba Hacauitz.
En resumen, el lugar de Hacauitz tiene que ser un sitio definido, pero tambiénHacauitz fue un dios. El fue entregado por Majucutaj en un lugar lleno de serpientes, para que no entren seres humanos. A la vez el primer Alcázar del reino K’iché se llamaba Hacauitz. Quizás estamos experimentando dos caras de la misma moneda.
Era un dios, el tercero en la jerarquía de los dioses, como Tojil, Auilix y Hacauitz. Pero existía una montaña llamada Hacauitz y allí fue donde creció el reino K’iché.
¿Existe el sitio arqueológico llamado Hacauitz? Es como preguntar: ¿Existía el reino K’iché?
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